Era una mañana soleada, buen tiempo y ganas de jugar y fotografiar.
Lucas nos recibió con cierta desconfianza pero preparado para pasar un buen rato con sus padres y sus juguetes.
Teníamos bastante espacio en su habitación y él se sentía muy cómodo con todas sus cosas, así que mientras el jugaba y todos con él, fuimos haciendo fotos.
Estoy segura que se lo pasó en grande porque solo los niños son capaces de olvidarse de que estas ahí y disfrutar con la fotografías como parte del juego.
«Erase una vez Pepito Pérez , que era un pequeño ratoncito de ciudad , vivía con su familia en un agujerito de la pared de un edificio.»